lunes, 26 de octubre de 2009

Jorge Rueda "genio impertinente"

Hasta el dia 25 de octubre hemos podido disfrutar en el Palacio de la Diputación de Cadiz de la exposición de Jorge Rueda, "Human".

Que ¿quien es Jorge Rueda ? pues la Wikipedia dice lo siguiente de el:

Trabajó como redactor gráfico en la revista Triunfo y ocupó el cargo de vocal de ediciones en la Real Sociedad Fotográfica de Madrid. En 1971 fue uno de los fundadores de la revista Nueva Lente, siendo su director desde mayo de 1975 a diciembre de 1979.[1] También ha sido comisario en los Encuentros Internacionales de la Fotografía de Arlés. En varias ocasiones dirigió los Encuentros Fotográficos en Andalucía (FOTOPLIN).

Trayectoria artística [editar]Su trabajo se dio a conocer a través de la revista Nueva Lente. Revista fotográfica convertida, en los años setenta, en una representación de la vanguardia artística. Se puede considerar que sus fotografías mantienen una línea muy coherente en cuanto a sus planteamientos de provocación permanente y a su poder de sugestión. Su técnica cuidada y el empleo de un universo próximo al surrealismo, le mantienen en primera línea de la fotografía española.


Su obra ha sido expuesta en Almería, Ámsterdam, Barcelona, Belgrado, Bilbao, Bruselas, Essen, Estocolmo, Granada, Ginebra, Londres, Madrid, Marsella, Milán, Módena, Montpellier, Narbonne, New York, París, Roma, Sevilla, Tokio, Vilnius, ....y otros.

También ocupa su tiempo en la docencia a través de talleres, cursos, y escritos o publicaciones a nivel nacional e internacional.

Sus principales libros publicados son:

Mal de ojo (1997)
Desatinos (2000)
Vidas privadas (2004) (Obra conjunta con otros fotógrafos)
Human (2007)

Jorge Rueda se definia asi en el año 2005.
Texto recojido de la revista nueva lente
http://www.nuevalente.net/2005/03/11/jorge-rueda/

Confesión


Formado en ningún sitio Mi "trayectoria creativa" es un penoso caos repleto de irregularidades, contradicciones, reiteraciones e inconsecuencias, que no sé ni puedo argumentar. Dando palos de ciego y con dudosísima información sobre corrientes culturales y formas expresivas propias del momento, ofrezco una producción cada vez más confusa, fruto de la inestabilidad de mi carácter, frecuentemente agrio, y fruto también de la inconsistencia de mis postulados expresivos. Follo poco.

Así que, si valoras resultados por el rigor, el método o el esfuerzo que supuso conseguirlos, tendrás poco que ver conmigo. Ya que todo lo que hago es efecto de la ley misteriosa del azar. Trabajo y vivo sin argumentar, aunque alguna vez haya manejado ciertas argumentaciones, como ahora. No soy innovador, me faltan luces; y además los inventores arriesgan mucho más al asomarse a la vertiginosa ventana del vacío. El riesgo me da miedo y sólo lo asumo si está bien calculado. Extremo que, como he dicho, se opone a mi naturaleza. Por eso, los productos que salen de mi fábrica, andan escasos en control de calidad y enfermosde carencia, porque padecen serios problemas de discurso. Dicen los críticos, que sí tengo un discurso consistente, pero que no he sabido estructurarlo. Y no se atreven a explicármelo, al ser un problema irreversible y de naturaleza terminal.

Muy poca gente muestra interés por considerar o difundir "mi obra" y mucho menos se interesa por pagarla. Me incomoda particularmente que me llamen "artista", "inquieto", "provocador"... en cualquiera de sus acepciones. Padezco profundas cagaleras (diarrea persistens), al percibir formas éticas o estéticas, relacionadas de algún modo, aunque sólo sea lejano, con las hormigas, el consumo o las religiones. Nunca sé qué decir para contentar al público, a cambio de cariñitos y comida. Invento sobre la marcha y aguanto lo que sea preciso para mantener el tipo. Insisto en que la traducción cínica, escueta y literal de mis vulgares intenciones, se resume en tres palabras, que me aburre repetir y hacer creer: SALUD, DINERO Y AMOR compartidos. Como básicas alegrías de la vida. Todo lo demás es perversión

Por tanto, continúa mi impertinencia. Que en lengua vernácula viene a querer decir, más o menos, que "NO ME TOQUÉIS MÁS LOS GÚEVOS".


 























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